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Un hilo conductor (2)
Un
hilo conductor (2)
Habitualmente,
cuando nos referimos a temas que tienden a lo absoluto –tal como también ocurre
con el término “Dios”- como el término “vida” estamos ante un término que es
muy susceptible de ser manipulado o parcializado.
1.- Algunas manipulaciones
posibles al hablar de vida:
- reducirla
a espiritualismo;
- utilizarla
para defender un modelo de familia que no respete el justo lugar de la
mujer, o una familia burguesa;
- utilizarla
para la defensa de la vida intra-uterina despreocupándose de “toda la
vida”;
- usarla
para enmascarar la muerte;
- usarla
para mirar la vida o muerte “de otros” y no la nuestra, ¿en qué hemos sido
dadores de vida?;
- usarla
como excusa ante teorías conspirativas en contra de la Iglesia;
- entenderla
en un sentido exclusivamente joánico (y por tanto, desde una teología
descendente).
2.- Por eso es
importante descubrir con qué adjetivos, complementos o predicados la acompañamos
y que nos ayuden a evitar esa manipulación:
- solidaridad
con la vida;
- dignidad,
convivencia, ambiente y sentido de la vida;
- vida
comunitaria, profética y martirial;
- vida
a semejanza de la vida y la praxis de Jesús;
- vida
en cambio, conflicto y testimonio martirial;
- vida
que busca lo “mínimo” (no morir) pero también lo “mayor” (un proyecto);
- vida
concreta (tierra, trabajo, sexo, salud, fiesta) y muerte también concreta;
- vida
en la cultura (y las culturas);
- vida
en el camino;
- vida
y reino, seguimiento, fraternidad y alegría;
- vida
que viene del discipulado (relación con la vida y praxis de Jesús).
3.- En orden a profundizar
el tema de la vida en el esquema del “pizarrón” y proyecto de documento:
- Notar
que el tema de la “muerte” y la “vida” son los elementos de análisis y
valoración del “ver”;
- Notar
que el tema permite “teologizarse” en clave “Dios de la vida, ídolos de la
muerte” en el “juzgar”;
- Notar
que la vida (en el lema) viene por el discipulado-envío que nos remite al
Jesús histórico (y bíblico), el protector del pobre, el reino de la
justicia y la paz;
- Notar
que la vida es “total”: ecológica, de un mundo donde quepamos todos, y dice
también relación a la “muerte”;
4.- En el esquema
del pizarrón, se nota:
- sigue
el método “ver”, “juzgar” y “actuar”;
- cada
uno de estos tiene dos partes, la social y la eclesial;
- en
el “ver” –tanto el social como el eclesial- se señalan aspectos positivos
y negativos (nota: los aspectos negativos eclesiales siempre
“vienen de afuera”) que pueden mirarse como aspectos de “vida” y de “muerte”;
- en
el “juzgar” se parte de Jesús donde puede acentuarse el Jesús histórico que
vivió y obró en fidelidad al reino y eligió discípulos. Jesús buscó,
predicó y dio vida y los “violentos” le dieron muerte; “Dios lo resucitó”,
y envió su Espíritu.
- No
se ve en el “juzgar” claramente ni los temas de discipulado ni los de
vida;
- No
se ve en el “juzgar” en qué medida “juzga” lo que “vio”;
- En
el “juzgar “social” (cristológico, encarnación) se puede destacar cómo
Jesús enfrentó la muerte, liberó enfermos y endemoniados, y dio la vida;
por esto lo llevan a la muerte mientras él da vida. En el juzgar eclesial
se puede destacar que el obrar eclesial no puede ser distinto del
cristológico.
- El
dador de vida es matado: hay dadores de muerte, y el Padre que lo resucita,
con lo que “valida” testimonialmente la predicación y praxis de Jesús. Hoy
sigue habiendo “muerte antes de tiempo” y los asesinos son los mismos (los
ídolos; “el pecado es lo que dio muerte al Hijo de Dios y da muerte a los
hijos de Dios” –Romero-) y Dios sigue apostando por las víctimas dándoles
vida.
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