America, Argentina
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    Escuchar el clamor de la tierra como el clamor de los pobres

     

     

    «Así son los ricos: por haberse apoderado primero de lo que es de todos, se lo apropian a título de poseedores. Si cada uno tomara lo que cubre su necesidad, y se limitaran a dejar lo demás para quienes lo necesiten, nadie sería rico, nadie pobre» (San Basilio [330-379], homilía sobre la parábola del rico insensato)

    A lo largo de diferentes momentos de nuestra historia reciente, en momentos que nos parecían importantes pronunciar una palabra tratamos de hacer nuestra la voz y el clamor de los pobres. No somos sus delegados, pero sabemos que nuestro corazón pastoral trata de latir al ritmo de sus fiestas y duelos, gozos y esperanzas, angustias y tristezas.

    Estamos por celebrar un nuevo aniversario de la decisión de vivir como un pueblo libre, justo y soberano, en medio de un clima de desazón y desconcierto. Un clima que puede ser peligroso. Tenemos claro que hay opciones que solo serían de destrucción o de suicidio colectivo. Uno, que pretende ser candidato el año próximo, ya hizo públicas sus propuestas de reformas laboral y previsional. Pero no vemos menos desconcierto en el gobierno.

    Repetimos lo dicho en nuestro mensaje al concluir nuestro reciente encuentro nacional, nuestra opción no es por tal o cual partido o candidato o candidata, es por las y los pobres. Y creemos que, mientras algunos parece que solo se miran a sí mismos o miran con pocas o contadas aspiraciones las próximas elecciones presidenciales, el pueblo, los pobres del pueblo, no sabe cómo hacer para que llegue la comida a su mesa. Muchos recurren a comedores, llevan sus hijos a comer a las escuelas, recurren a Cáritas u otras instituciones, pero el trabajo digno, con un salario también digno es cada vez más una utopía. Creemos que el gobierno se ha olvidado de los pobres, que las políticas, dictadas desde el exterior (políticas económicas, pero también de relaciones internacionales, de infraestructura, sociales y hasta educativas), no dan respuestas y alientan el desánimo.

    No nos interesa el 2023, nos interesan los pobres, lo repetimos, y los pobres no figuran ni en las políticas oficiales, ni en los sindicatos o movimientos sociales y – menos todavía – en la oposición.

    Respetuosamente pedimos al gobierno un urgente cambio de rumbo (que, probablemente, implique cambios de nombres), y la firme decisión de enfrentar con firmeza a los responsables del hambre y la injusticia. Las enormes ganancias de los que se enriquecen con la crisis y el hambre y el temor al reclamo de socialización de las riquezas no es lo que se votó cuando dijimos ¡basta! al neoliberalismo. No hacemos sino responder al presidente que pidió que lo ayudemos a corregir las cosas que están mal. No hay injusticia sin injustos, no hay pobreza sin ricos que acumulan (al menos en nuestro país), no hay mentiras sin mentirosos, ni odio sin odiadores. Estamos convencidos que los pobres de la patria sabrán agradecer y acompañar nuevos rumbos que los tengan en cuenta. Y con ellos estaremos caminando y cantando.

    Grupo de Curas en Opción por los pobres

    24 de mayo de 2022
    (7º aniversario de la encíclica del Papa Francisco, Laudato Si
    y vísperas de un nuevo aniversario del Primer Gobierno Patrio)

     

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    Navidad: retomar sueños y utopías  

     

    “Para ustedes brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos”
    Malaquías 4,2

    Celebramos una nueva Navidad. Jesús nace pobre y entre los pobres. Y la encarnación del Hijo de Dios logra que la historia esté preñada de un futuro mejor. Toda la profecía de Israel apuntará a la victoria de la luz sobre las tinieblas. La humanidad tiene promesa de plenitud en Dios.

    Ciertamente cada Navidad hace renacer en nosotros y nosotras toda esperanza. El Dios que nos revela Jesús es un Dios que siempre está naciendo, que siempre hace posible la novedad, que siempre nos propone retomar los sueños y las utopías.

    La Fiesta de la Democracia y los Derechos Humanos del pasado 10 de diciembre sirvió para esto, precisamente: retomar sueños y utopías. Y nos recordó aquello que Alberto Fernández nos dijera al pueblo hace dos años, el mismo día en que asumía como Presidente de la Nación:

    “…quiero también convocarlos a que si alguna vez sienten que me desvío en el compromiso que hoy asumo salgan a la calle a recordarme lo que estoy haciendo. Les prometo que volveré a la senda sin dudar un solo instante…”

    Recorriendo las palabras del presidente nos sensibiliza la prioridad expresada hacia los marginados y excluidos; y el pago de la deuda externa supeditado al crecimiento del país; así como también el anhelo de la regularización del hábitat y la construcción de viviendas, entre otros temas. Ese discurso nos llenó de sanas expectativas. No es nuestra intención situarnos como fiscales del gobierno nacional, pero sí retomar un tema urgente tan cerca de la Navidad. Necesitamos volver a creer en este “Nunca Más” que propuso el presidente.

    Dijo Alberto ese día:

     “…Hemos visto el deterioro judicial, en los últimos años; hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por quienes gobiernan y silenciadas por cierta complacencia mediática… Nunca Más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, “operadores judiciales”, por procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca más a una justicia que decide y persigue, según los vientos políticos del poder de turno. Nunca más a una justicia, que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política, que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno… porque una justicia demorada y manipulada significa una democracia acosada y denegada.”

    La Corte Suprema de Justicia, con tan sólo cuatro miembros (dos de ellos puestos originalmente a dedo por Macri y, además, autovotados para presidirla)  y sólo constituida por varones, no da garantías de imparcialidad alguna ni la posibilidad de hacer verdadera justicia en temas muy sensibles para la sociedad.

    Milagro Sala sigue siendo una presa política. Y el sistema judicial no termina de dar señales de la necesaria independencia de poderes. La justicia sigue siendo “demorada y manipulada”, “utilizada para saldar discusiones políticas”. Lejos quedamos los comunes mortales de poder desentrañar por qué se demora esta justicia que espera Milagro y tantos y tantas hermanos y hermanas.

    Soñamos esa justicia que esperan, en primer lugar, nuestros hermanos y hermanas más pobres. Sí, “que se abran esas prisiones injustas”, como proclamaba el Profeta Isaías (58,6).

    Pero también hay otros temas que nos surgen, cercana ya la Navidad. Contemplamos el pesebre en el que Jesús nace, indefenso y sin un techo seguro.  Es urgente que diputados y senadores sesionen y avancen ya con algunas leyes fundamentales, en un país donde sobra la tierra, pero está distribuida de modo injusto y desigual: y como se hizo con la Ley Nacional sobre Personas en situación de calle y familias sin techo, se aprueben también la Ley de Acceso a la Tierra, la ley de humedales, la ley de envases,  la prórroga de la Ley de Emergencia Territorial Indígena 26.160 y la Ley de Tierra, Techo y Trabajo, entre otras urgentes.

    En esta línea, también repudiamos todo avasallamiento contra las comunidades de pueblos indígenas y sus derechos. Las muertes mapuches en el sur de nuestra patria ensombrecen la celebración del Dios que busca nacer en medio nuestro.

    No será feliz nuestra Navidad con presos y presas políticas, ni con hermanos y hermanas indígenas atropellados y atropelladas en sus derechos, ni con hermanos y hermanas en situación de calle, sin tierra, ni techo, ni comida, ni trabajo; ni con un país cuyo futuro esté condenado a muerte por la avaricia de empresarios que no miran otra cosa que su renta o por la exigencia de pagar la deuda con el FMI (una deuda fraudulenta que debería ser pagada con el patrimonio de quienes la contrajeron de manera inconsulta con el pueblo). No será feliz la Navidad con multimedios de comunicación que, mientras reciben suculenta pauta publicitaria oficial, se encargan de demoler todo signo de esperanza. No será feliz la Navidad si un minúsculo grupo de los más ricos de la patria persisten en negarse a aportar una ínfima parte de sus bienes para aliviar apenas un poco los dolores de tantas y tantos. No será feliz la Navidad mientras sigamos velando a víctimas de “gatillo fácil” o de femicidio en nuestros barrios. No será feliz la navidad sin una urgente y necesaria reforma del poder judicial, tan lento hoy para juzgar a los poderosos y tan veloz en condenar a los y las pobres (los abundantes ejemplos de esto lastiman los ojos y hieren la paz interior).

    En el Misterio de Jesús, “Sol que nace de lo Alto” (Lucas 1,78), trabajemos para disipar la tiniebla de toda infelicidad. Queremos anunciar a todo nuestro pueblo una Buena Noticia, esa que viene con Jesús, pero no ignoramos que hay circunstancias y personas que no hacen sino obstaculizar o impedir este anuncio. A estos los queremos llamar a la conversión, o a someterse a un poder judicial independiente que añoramos; y a los y las pobres de la patria repetirles con Jesús que él vino para que haya “vida y vida abundante” (Juan 10,10) y que queremos caminar con ellos en la búsqueda de esa vida, de justicia y de paz, para todas y todos.

     

    Grupo de Curas en Opción por los Pobres
    Diciembre 2021

     

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Pedro Trigo (24 y 25 de agosto)

El tema del sujeto parece un tema centralizador de todo lo que se vio en los años anteriores. Por qué el tema del sujeto hoy es ineludible. El mercado totalitario (podría ser otro tipo de mercado) se caracteriza por la totalitarización. El problema actual es la corporativización, lo que hecha abajo la democracia. Este mercado impone una existencia conductual; se nos fuerza a vivir en la práctica como conjunto. “Ud. aténgase a las reglas del juego, sino no puede vivir”. En esta situación, ¿qué es el individualismo”. 1. El esfuerzo victorioso de las corporaciones por eliminar las entidades colectivas. Las corporaciones sustituyen a los partidos e imponen su propia política. Ud. no pertenece a un pueblo, lo que es una entidad vacía, es un híbrido. 2. es el modo de pertenencia a las corporaciones; siempre condicionado por el desempeño. Ud. debe estar dentro de los estándares; la empresa no tiene responsabilidades con respecto a la corporación, mientras que ud. sí tiene responsabilidades con respecto a

ella. El otro, se transforma en un potencial enemigo, ya que puede ocupar mi puesto, y no queda más remedio que pelear. 3. es el afán compensatorio para vivir según mis apetencias. Es tanta la presión de hacer lo que me exigen hacer, que después hago lo que quiero. Y lo que quiero es lo que se me induce a hacer, lo que el mercado me induce. Hasta cuando uno cree estar haciendo lo que le place, está haciendo lo que el mercado le dicta, o la propaganda le sugiere que haga. Las corporaciones mundializadas, primero relativizaron los partidos políticos y los Estados. Los gobernantes son “mandaderos” de las trasnacionales, y se creen en la obligación de velar por sus beneficios. Los embajadores velan por la propiedad intelectual, la flexibilización laboral, crean la opinión pública y el imaginario colectivo, cooptan gran parte de las ONGs, y establecen las reglas de juego. Tienden también a corporativizar las demás instituciones (incluida la eclesiástica). Hace años nos impresionaban mal las prácticas de las iglesias electrónicas; hoy marcan la pauta y las demás buscan competir con ellas. La Ford busca distinguirse de la General Motors, así hay identidad, pertenencia a la familia. Lo mismo ocurre con las congregaciones (interesa el carisma, lo ignaciano, los jóvenes ignacianos, nos sentimos en familia y nos reunimos, pero eso es un mercado cautivo, es un ghetto). Inconscientemente, se ha tendido a asumir eso mismo. Mucha gente recién “recibida” es miembro de la institución más que otra cosa. Los curas recién ordenados, de Maracaibo ni siquiera hablan como los “maracuchos”, son miembros de la institución, se manejan con el Derecho Canónico, soy de la corporación, represento los intereses de la corporación. Una situación en la que todo tiende a ser un bien transable, donde todo se compra o vende, dentro de las reglas de juego del mercado totalitario, elimina la vida, porque todo está servido… Hoy el sujeto humano está amenazado, es difícil constituirse; es altamente improbable que hoy se mantenga el ser humano como sujeto. En este caso, el cristianismo sería el alma e un mundo desalmado. Los que estamos aquí sentimos esa presión interna y externa de dejarnos llevar, de no proponernos ningún empeño trascendente, una presión por aceptar que las cosas son como son y nosotros somos como somos, que no hay que empeñarse en lo que no se mantiene, que va a contrapelo. Hoy, o hacemos sujetos, o no hay nada que hacer. O hay una libertad liberada que pueda resistir la presión, o acabamos teniendo que ceder a la presión. Para constituirnos en sujetos, ayudarnos entre nosotros y constituir a los demás en sujetos es lo más importante. Por eso no estoy de acuerdo en que hay que comenzar por la comunidad; se nos pide volver a la iglesia primitiva, una iglesia de sujetos que es la superación del individuo.

Voy a dividir la charla en 4 partes: 1° el sujeto para el cristianismo. 2° tres insistencias cristianas actuales. 3° elementos en cuestión en la situación actual. 4° el sujeto popular.

 

  1. - El sujeto para el cristianismo.

Para el cristianismo, el ser humano es un ser abierto. Tiene que constituirse lo que ya es constitutivamente. Somos humanos y tenemos que ir haciéndonos humanos. Es cierto que la existencia precede a la esencia (Sastre); soy humano, pero todavía no tengo la calidad humana. Esta calidad propiamente humana, no le adviene por el solo hecho de socializarse o participar de conjuntos; el ser miembro de conjuntos tiene su importancia y hay una evolución humana importante (por ejemplo, si nazco en una era en la que no hay esclavitud, ya es una costumbre que tengo; las costumbres son causas de la libertad). Así, las buenas costumbres es algo importantísimo; y sociedades que tienen incorporadas las buenas costumbres, hacen bien, pero eso no hace humano. En lo propio humano no hay evolución. El primer ser humano puede ser más humano que uno de 5000 años después. Constituirse como humano es producto de la acción humana, del propio sujeto y de otro sobre él. El amor que otros depositan en mí, también me humaniza a mí. Esa acción humanizadota consiste en un tipo de relación con los otros, con la naturaleza, consigo mismo y con Dios. Somos dialógicos. Las relaciones de mutuo respeto y entrega humaniza, los constituye en personas (Gn 1-2). ¿Qué es la persona? “sustancia individual dotada de entendimiento y voluntad” (Boecio); eso no es la persona cristiana. La relación constituye a las personas y las mantiene. La relación que constituye a los sujetos y los sujetos que se relacionan son dos modos de la misma realidad. Las relaciones y los sujetos que se relacionan son dos aspectos de la misma realidad, y hay que verlos ambos (vale para la Trinidad y para la persona humana). Me asumo como persona cuando acepto el don y me convierto en don para otros. Yo recibo el don de otros (lo primero es ser hijo), me constituyo como persona cuando acepto el don. El “tomen y coman/beban” es tomar, es recibir la vida de Jesús, y que la vida que se me ha dado la conservo cuando la doy”. Sólo se tiene lo que se da, y sólo se da lo que no se tiene. No tengo el don de la vida de Jesús sino en cuento lo doy; sino, no permanece en mí su amor. Sólo tengo amor, vida, esperanza cuando doy. ¿Por qué doy la vida? Porque se me da. La viuda puede dar lo que no tiene, porque vive de fe (sino no puede dar). Mi vida me la da Dios; sólo el que se hace cargo que recibo la vida, entonces puedo vivir dándola. La primera palabra la tiene Dios, y él nos llama a la existencia, y él nos da lugar, da el encargo de humanizar la tierra, tiene fe en nosotros, y nos acompaña… Soy responsable porque respondo. La única manera de responder es con la misma fe con que él se dirige a mí; ¿cómo? con la misma manera de relación con los demás. Si no tengo fe en nadie, no tengo fe en Dios. Las acciones que nos constituyen en personas, son las acciones y relaciones personales. Esas relaciones se dan en el mundo, en la historia. Y son relaciones personales, corporales (“resurrección de la carne”); entendiendo el cuerpo en sentido orgánico y simbólico. El ser humano es ser necesitado, que necesita (comer…), por eso dar de comer es un acto personalizador por excelencia; y por eso en el Evangelio ocupa un lugar tan importante lo que tiene que ver con el cuerpo… El yo se constituye por la relación con muchos tús, y llega a un nosotros. Para que el yo permanezca en el nosotros que constituye la relación, la relación de la corporación no tiene nada que ver con la fe. Yo entablo mi relación desde mi libertad, y no la entrego, no la alieno sino que la colmo. No hay intercambio personalizador sin una relación trascendente. Solamente en un horizonte trascendente (el reino, el mundo fraterno de hij@s de Dios) tiene sentido; y no tiene sentido sacrificarse por nada que no sea trascendente. No hay sacerdotes, o papas en el cielo, por tanto no es trascendente; pero sí hay hijos e hijas de Dios. Cuando se absolutiza lo que no es absoluto, se relativiza lo trascendente. Se absolutiza la Iglesia y se relativiza las personas. No caben dos absolutos; eso es la idolatría. La entrega sólo colma la libertad cuando se realiza en un horizonte trascendente. Esta relación personalizadora, mutuamente libre, siempre es una meta. Desde la relación filial con Dios y desde la relación fraterna con los seres humanos. El inicio fehaciente de la realización está en la relación fraterna; para saber si amo a Dios tengo que saber si amo a los seres humanos. Ama como hijo de Dios quien ama con la calidad con que Dios ama, con la incondicionalidad con que Dios ama. ¿podemos? siendo que somos seres de necesidades… El cristiano no podría ser jugador porque ya ha apostado todo; apuesto que Dios me ama por la fe que él tiene en mí; porque puede sacar bienes de los males. Conviene entender qué decimos cuando decimos que podemos amar. Eso no significa tener simpatía por toda la gente, lo que es imposible. El amor cristiano se realiza en querer el bien de los demás, y contribuir eficazmente en su realización. Sólo hay amor por una persona si quiero su bien. Y así descubro facetas favorables… incluso con neutralidad emocional. ¿Puedo amar humanamente a Dios? El problema, para la Biblia, es la idolatría; el ser humano es un hacedor de ídolos. ¿Qué distingue al Dios verdadero de los dioses falsos? Arguedas se pregunta ¿crees en Dios? Y la respuesta es ¿qué Dios? ¿en qué se diferencian? No en los nombres, sino en el modo de relación. Si la relación es una carga, es un ídolo. Porque el Dios de Jesús carga con uno (Is 64). El Dios verdadero no lo somete a uno sino que establece relaciones de gratuidad. Dios no mete la mano en el mundo, no da cosas, da todo. Lo único que Dios nos da es su amor; un amor que nos hace reales, un amor que no nos sustituye problemas y dolores, pero nos acompaña. Dios tiene fe en nosotros, una fe que lo lleva a esperar que nos demos cuenta que podemos dar como él se da. Preferimos un Dios a nuestra imagen y semejanza, un Dios manipulable; la labor de toda la vida es llegar a un Dios que nos hace sujetos, un Dios que merece confianza… Lo mismo las relaciones humanas, nos deben hacer sujetos, si son relaciones correlativas. ¿Cómo se relaciona Jesús con su padre y madre? La gran herejía es que nadie cree que Jesús sea humano. Se relaciona como humano, porque así es la relación humana. La relación de fe se puede tener con uno sabiendo que me está mintiendo. A Dios no lo engañamos, y sin embargo tiene fe en nosotros. Al tener fe en el otro, eso nos personaliza, y humaniza. La relación con Dios es solo de fe, porque no puede ser de sujeto a objeto. ¿Cómo se relacionó Dios con Jesús y Jesús con Dios? En un don de absoluta libertad. Jesús en su vida humana ve cómo hacerlo presente. Y lo hace haciéndose hermano (el bautismo de Jesús es la mejor expresión; él nos ha asumido; es una confesión, y la mejor porque es en primera persona, pero del plural. En el bautismo se hace hermano). Cuando se hace hermano y dice “perdónanos, Padre”, se abre el cielo y dice “tú eres mi hijo”. ¿Cómo es esta relación? Totalmente en libertad. Jesús en la cruz, el Padre que le había dejado vivir su vida, le deja morir su muerte. Si no lo hiciera, no tendría confianza en él. Esa certificación de la confianza, aparece como abandono. Y aceptar ese rechazo es el supremo acto de fe. Se rechazó su condición de hermano, y es hijo sin Padre, y en su muerte asume plenamente a Dios como Padre y hermano de los hombres. Al absolutizar Jesús a las personas, relativiza todo lo demás; y los que absolutizaron las instituciones y se absolutizaron como representantes de Dios tienen que matarlo… Los tenidos por no humanos (los pobres y los pecadores públicos) son tratados como personas, tuvo fe en ellos; encontró una masa postrada, y se encontró con ellos.

Jesús es sujeto público, pero no político. No viene a instaurar un sistema, como sí Moisés, o Mahoma, (no porque sea mala, pero al no instaurarla no se puede sacralizar; sí se sacraliza al hermano). La cosa no son otras instituciones sino otra lógica. Lo que Jesús quiso para la gente es que su fruto diera todo. ¿Qué es fruto? Las acciones responsables, las de fraternidad. Pero aunque las acciones fueran químicamente puras, no significa nada. El Emperador Teodocio se somete a la Iglesia, pero eso no es el Reino de Dios; ¿qué es una revolución? Es pasar de un estado de cosas más malo que bueno a un estado de cosas más bueno que malo. Si se cree que es pasar a algo bueno, eso sería pésimo. Las acciones miden el grado de humanidad; pero el resultado de las acciones no es absoluto. En la tierra cabe el reinado de Dios, pero no el reino. El resultado siempre será más o menos. El sujeto se realiza en una historia ambivalente, que podemos pretender que sea más malo que bueno; pero nunca será bueno. Ese es el lugar de las utopías; si es motivador es maravillosa, e insustituible; si es lo que se pretende concretar, se come la vida.

No se puede demonizar ni sacralizar la política… pero lo humanizador es buscar ser hermanos y hermanas.

 

  1. se discute si no hay acuerdo o plantea si hay
  2. qué me parece, lo del sujeto
  3. dónde estoy

 

  1. - Tres insistencias cristianas con respecto al sujeto.

 

  1. ¿de qué le sirve al ser humano ganar el mundo entero si pierde su alma? (Mc 8,36) No perder el        alma
  2. Busquen reino de Dios y su justicia y lo demás se les dará por añadidura. (Mt 6,33) Buscar el Reino
  3. el que quiera salvar si vida la perderá y el que pierda su vida, la ganará. Dar la vida

 

  1. Algunos buscan el éxito, y lo buscan a costa de todo; y Jesús le dice ¿cuál es el precio? El alma, es decir, la vida. Es un dilema el que plantea. Jesús no está en contra de la pretensión de excelencia; al contrario, quiere que c/ser humano dé el máximo posible. Lo del fruto parece ser una palabra del Jesús histórico. Jesús quiere que nuestra vida sea fecunda. Jesús no rechaza la pretensión de ser el más grande; lo que rechaza son los criterios sobre qué es el ser más grande. Son como los españoles que vienen a América, están dispuestos a pasar cualquier trabajo, pero no a trabajar. Uds. me llaman el Sr. ¡y lo soy! Y por eso los sirvo… Dios es aquel a quien nadie le sirve y quien sirve a todos. El Dios de la mayoría de los cristianos y de los ateos es el Dios de dioses y señor de señores; es el más poderoso y que aunque justo, es poderoso como son los poderosos. El Dios de Jesús no es poderoso de esta manera; como dice Pablo es el que llama a la existencia lo que no existe y da vida a los muertos. Nada repodemos dar a Dios porque nada necesita; da todo y sólo pide la respuesta libre; pero servir de tal modo que todos estén agradecidos por su existencia y alaben su presencia. Así muere Jn XXIII, llorado por todos que agradecen su existencia… Eso propone el orden establecido, el mercado. Cada quien tiene acceso a bienes y servicios si puede ofertar y poner en el mercado bienes y servicios. Es más equitativo que el autoritarismo monárquico: “me apropio porque sí”. Pero la cosa es poner un bien civilizatorio que aumente la calidad de vida. Lo mismo vale para quien da bienes culturales, que enriquecen la vida de los demás. Y si además busca que lleguen a todos, y trabaja por eso, es un verdadero sujeto. Por eso no puede demonizarse el mercado. García Márquez ha vendido millones de 100 años de Soledad no es malo, si nos hemos enriquecido con eso. Pero también es cierto que el mercado tiende a absolutizarse y volverse oligopólico. Todo se reduce a bien transable, no se busca el bien de la gente sino colocar lo propio; eliminar la subjetividad humana, es un oligopolio. La publicidad busca la magia, en la que si te ponés las mismas zapatillas de Jordan, jugarás como él. ¿Qué pretende la propaganda? Elementalizar todo; desestructurarnos (destruere; que es sinónimo de destruirnos). Si el mercado se distorsiona hasta volverse totalitario por individuos que buscan “vender su alma” porque dejan de ser personas. No aceptan ser hijos de Dios ni ser hermanos, porque tratan de despersonalizar a los demás, transformándolos en consumidores adictos. Pero estos no sólo hipotecan su condición de sujetos; sino que se entregan a otros que también se despersonalizan… Hay muchos a los que se les proponen estas cosas y lo aceptan. Arrodillarse frente a mecanismos que son menos que uno eso sí es vender el alma. Esto hace que la vida sea una mención dramática, no un dilema trágico. Al demonizarse los mecanismos, la pelea parece despareja desde el inicio; no tienen poder sino el que se les da. Para conservar su alma, lo van a mirar mal, lo van a dejar de lado, perderá seguridad económica, prestigio… Y la libertad dirá “sí”; pero además hay que vivir con tal sabiduría que sepamos vivir de ese modo, y vivir con felicidad. No puedo no aspirar a la felicidad ya, pero es distinto a aceptar lo que el mercado me dice que es la felicidad. Tampoco es aceptar el sufrimiento ya, para gozar la felicidad mañana. La felicidad se debe vivir y buscar ya.
  2. Es una lección vital. El estado de bienestar, que da origen a la CE estuvo animado de un fuerte compromiso ético; vivir la humanitas herencia del greco-romano y lo cristiano. El cristianismo descubre la interioridad; y las relaciones de hijo y hermano que relativizan todas las demás relaciones, despertando un gran relativismo histórico. Sin embargo, la institución eclesiástica absolutizada, y traicionando las fuentes cristianas, se opuso a la emancipación de la política, la ciencia, la sociedad… El Vaticano II destruye estos malentendidos, e insiste en que era sano que en los diversos niveles se realizara la autonomía; eso dio lugar a que se repusiera la trascendencia de las personas; por eso la Iglesia se proclama “la sirvienta de la humanidad” (Pablo VI). Pero la competencia del modelo anglosajón y el hedonismo destruyeron el individuo visto como sujeto: a todos nos irá mejor si c/u se ocupa sólo de lo suyo. El resultado está a la vista; una brecha inmensa entre ricos y pobres. La creciente unidimensialización de los que se entregan a este sistema, provoca la despersonalización. También debemos creer en la humanidad de los ricos; es bueno que Ud. sea humano, y así, Ud. no lo es… la brecha es la gran oportunidad de humanidad. La cosa no es que Ud. generosamente ayude; ya que esto es también bueno para Ud.; es mejor que otras cosas también para uno. Ante este esquema dominante, el cristianismo sigue proponiendo el Reino. ¿Por qué es así? La basileiatoutheou, en presente es la soberanía de Dios sobre su pueblo y las personas, es el reinado, es dinámico: Dios quiere acercarse de modo absoluto a la humanidad y quiere que se responda de ese modo. Así, el reino es lo que resulta cuando todos aceptamos la soberanía. Pero estaríamos como en el caso de Teodoción, la aceptación de todos no supone eso. El reino no llega por la decisión, sino cuando Dios decide, cuando la humanidad le abre la puerta. Los que vivan “vida eterna” hoy, no vivirán “vida eterna” después. ¿Qué tipo humano sale cuando acepto la voluntad de Dios? Si descanso en Dios, eso significa que me librará del deseo insaciable, del ansia de poder, de hacerse cargo con un sano relativismo. Eso permite cargar al hermano: hermano competidor, hermano vecino y hasta hermano enemigo. Pongo mi vida en manos de Dios y no necesito acaparar. Llenarme de cosas, tener poder, y puedo hacerme hermano de los demás. Pero ¿por qué lo demás se dará por añadidura? Jesús insiste que no hay que preocuparse por la comida y el vestido. ¿Cómo actuó esto en Jesús? La tentación de hacer pan de las piedras es eso, pensar como nosotros; Jesús le dice que no sabe qué es ser hijo de Dios; porque le basta la palabra. Y no necesita tentar a Dios. En el caso de Jesús, Dios nunca actúa directamente; no mete la mano en su vida y su historia. Jesús cuando sale como profeta itinerante, como está en manos de Dios se pone en manos de los que están en manos de Dios. Eso hace que los demás se pongan activos, se levanten. Jesús se pone en manos de los demás, porque no es unidireccional; no es el líder de la masa. Eso de matarse por los demás no es cristiano; lo de Jesús es la reciprocidad, el ponerse en manos de los demás. Ante la pregunta de Jesús, ¿cómo tuvieron ese 100 por uno? De esta manera. Pablo va por primera vez a Europa sin saber qué hacer. No corresponde tratar con mujeres, y siempre en lugares públicos. Acaba con mujeres y en un río, en Filipos. Lidia le cree y se bautiza; y si lo reconoce como hermano, “los obligó a aceptar”, y allí aprende a aceptar. Luego no puede no pasar por casa de Lidia… Pablo aprende esa relación importantísima; y tiene “100 casas” porque se pone en manos de Dios… Jesús dice “vengan a mí los que están cargados” y agrega “carguen mi yugo”. Están sobrecargados porque los de arriba sueltan sus cargas en los de abajo. ¿cuál es su carga? En especial el trigo (había que dar el 70%)… ¿qué dice Jesús? No sigan el mismo esquema; deben liberarse de ese esquema. Yo me responsabilizo de mi vida, no cargo a nadie; y además, nos ayudamos mutuamente a llevar las cargas. En Hch se pone el modelo fracasado para no aplicar: el de Jerusalén, que es vender todo y termina siendo necesitado de ayuda de todos (Hch 2); y un modelo para aplicar, el de Pablo, que trabaja para ganarse el pan, para sus necesidades y las de los demás (Hch 20). En una traducción mínima de lo que es el Reino, ¿Qué decir? No pasarse la vida enfermo con enfermedades de pobres. Lo que todos piden es que haya salud. Enfermarse es propio del ser humano; pero pasarse la vida con enfermedades que ya están resueltas, no es bueno. Construir casas y habitarlas; sembrar y comer esos frutos, trabajar productivamente, y participar del fruto del trabajo social. También estar tranquilo en la casa y caminar tranquilo en la ciudad; no vivir aterrorizado y entre rejas. Siguiente: poder participar. Luego, poner coto a la incitación al consumo… Esto es el mínimo de lo mínimo y estamos muy lejos de alcanzarlo. ¿Por qué llamo a esto Reino de Dios? Porque Dios nos ha creado con ese designio; eso es la vida humana. Otra dirección es extravío, fracaso de los individuos y la humanidad. Esta es propuesta para pobres y ricos; este plan de Dios es bueno para todos, nos conviene a todos.
  3. El sujeto no se construye atesorando. Yo no soy mío. Esa pretensión, de que yo sea mío nos empequeñece. Mucho más empequeñece si lo que pretendo que sea mío son mis posesiones, mis pertenencias. Lo mío tampoco puede ser mi Dios. Si pretendo que Jesús sea lo central, lo más importante de su vida, eso no va; eso es lo que entienden los discípulos y esto no establece ninguna relación. Ese es mi Jesús, no Jesús de Nazareth. Si yo no soy lo mío, ¿Quién soy? El que se relaciona conservando la relación. El que permanece cuando se entrega y cuando recibe la entrega. Uno sólo es   persona cuando se conserva en la entrega y cuando recibe la entrega del otro sin tragarlo al otro. Lo primero es la salida de sí, lo segundo la entrega. Salir de sí, darse es des-apropiarse; es estar a merced de otros. Es abrirse al otro en cuento persona, es perderse. También encontrarse en el otro, si la entrega es personalizadora; pero ese encontrarse es posterior al perderse. Perderse con la esperanza de encontrarse es una aventura… Sólo cuando la fe supera al miedo, uno se atreve a dar el paso. Hoy muchos no tienen fe; son incapaces de depositar la fe en nadie. Un hijo, uno que recibió la experiencia de recibir la vida, y confiar medianamente en otros, puede saber que vive de fe, y ese puede tener fe en los otros. Ud. es digno de fe; esa es la respuesta cristiana. No es lo mismo tener fe en el padre que “no desobedecer jamás una sola de sus órdenes” (como el hijo mayor). Es creer que uno vive la religión sin desobedecer jamás, pero es expresión de la no fe, de no tener fe en Dios. La religión de fe es incondicionada, es libre, y por eso busca expresarse libremente. Para algunos la vida es una pista de atletismo: cada uno corre su vida. Si es característico no tener fe en nadie; por eso en este sentido lo terrible es que la sociedad no es anti-cristiana, sino que es a-cristiana, lo que es terrible. La entrega en fe no es la entrega al ideal del compañero (o en el matrimonio, al otro/a), es una entrega al otro, a la persona real, frágil, con tendencia a desmoronarse, en una entrega tendencialmente La entrega de Jesús y Dios es la expresión de que no podemos tener fe en ellos si no tenemos fe en los demás; porque Dios que nos conoce sigue confiando en nosotros; es la fe depositada en uno la que lo transforma en digno de fe. La fe debe revestirse de paciencia y gratuidad. Si soy conciente de lo que significa que Dios tenga fe en mi soy digno de fe. Si el sujeto se constituye desde la fe (en Dios, en uno mismo, en los demás), la vida es una apuesta. Ese entregarse sin perderse es el sacramento de la fe. Eso va alimentando la entrega; lo que no impide que existan desencuentros. Por eso el sujeto descansa en la acción (por eso Dios es actualidad pura). La humanidad cualitativa va en dirección a la estabilidad definitiva. No es una causa que sacrifica a las personas en su provecho, porque es la vida de hijos e hijas. Es la acción del padre materno y la acción de vivir como hijos. El que se pierde se encuentra en los demás; el que se da… Y esto está en marcha, la democracia, los DDHH, y puede aparecer como una apuesta que se ha perdido, pero sabemos que acabará teniendo fecundidad.

 

1. Algo que aclarar

2. Qué me parece

3. Dónde estoy

 

 

  1. - Elementos que están en cuestión en la situación actual

 

  1. Dificultad de la experiencia.
  2. Un dilema es desde dónde se construye el sujeto. Desde los requerimientos de la situación y las propias apetencias o desde la libertad.
  3. La libertad, si es un componente exclusivo del sujeto, se determina autárquicamente o asumiendo la realidad del sujeto. Por ejemplo, puedo elegir quién quiero ser, porque genéticamente se pueden generar sub-hombres o super-hombres; ¿eso constituye?
  4. Tiene que ver con el imaginario que se nos está metiendo, en todo el intento por detener la muerte. Ese empeño ¿es humano?
  5. Esta vida da

 

Ibsen presenta a XX haciendo un pacto con el diablo, y al final de la vida se encuentra con alguien en el camino, que le dice que no puede ni ir al infierno ni al cielo, porque no tienen valor. Así que vamos a agarrar a muchos como usted y los vamos a fundir para que hagan uno que valga la pena para ir a alguna parte. Así tiene una oportunidad, y se deprime porque creía ser alguien. Y ve a una mujer cantando, una a la que había amado, y es muy pobre, pero la ve viviendo una vida plena. Le cuenta el fracaso de su vida; ella le dice que no se ha perdido, “tú vives en mi fe, en mi esperanza y en mi amor” termina la obra.

 

  1. - La dirección dominante tiende a convertirnos en espectadores. Estamos como frente a la pantalla. Nuestros ojos, ¿saben distinguir y personalizar o se van funcionalizando? Como ante una realidad estereotipada, que ven iconos, ¿vemos a las personas de modo que puedan manifestarlas o solo podemos registrarlas en base a códigos preestablecidos? Este modo se manifiesta de muchos modos, si vemos códigos previos ¿no haremos lo mismo con nosotros mismos? ¿No nos sorprendemos actuando de un modo maquinal? ¿no reaccionamos así frente a noticias o rostros? Este modo maquinal de vivir, provoca un modo de experiencia solipsista. El concepto de experiencia, ¿no ha pasado a ser el de resonancias subjetivas ante un estímulo? Las drogas, el sexo, ¿no se presentan de este modo? No es el encuentro sino el estímulo lo que cuenta. La realidad de la mercancía es que se exhibe y presenta para ser consumida pagando el precio. Se nos seleccionan los enfoques y se presentan a los ojos. Se nos sobresatura tanto de estímulos, que no podemos reaccionar frente a los estímulos de la realidad. Se nos enerva de modo que no la realidad parece no ser realidad. Así no podemos estar en silencio y necesitamos encender la radio o la TV. ¿Cómo es el camino para poder tener experiencia de la realidad? ¿Cómo voy a abrirme si todo el tiempo me están asaltando? Por una parte, la experiencia se hace problemática, por vivir acosado por estímulos y sobre-estímulos y sin embargo, la experiencia es casi con lo único con lo que la mayoría cuenta. Pensar con ideas generales es algo cerrado para mucha gente. Para muchos solo queda el camino que va de lo particular a lo concreto, de una relación codificada (cura-feligrés, donde todo está pautado y se ha establecido, y nunca pasa nada a nivel de sujetos) a “aplicarla”. Ordinariamente, nosotros nos relacionamos así, yo espero que él se relacione así, y todo funciona como está estipulado. Allí no hay ninguna configuración del sujeto. ¿Cuál es el precio? La soledad absoluta. Si me mantengo en mi nivel, no hay nada personal. La relación se hace concreta cuando llega a la realidad de los que se relacionan. Se huye de la relación abierta, porque puede dar lugar a cosas inéditas. ¿Cuál es la propuesta? Sólo se constituye sujeto cuando pasa de lo particular a lo concreto. Pero eso puede ser peligroso, y debe relacionarse no de cualquier manera. Si en lo particular todo es previsible; en lo abierto puede llegarse a la realidad o también a la absolutización de uno o del otro que no llega a la libertad. En uno no hay novedad, en otro es necesario el discernimiento, la sabiduría… Este es un punto sumamente práctico. La pastoral debe ir por aquí; no puede ir por propuestas generales, sino que deben ir de la realidad. Pero para proponerlo, debo moverme en ese nivel. La respuesta más elemental al amor de Dios debe ser abrirme a la realidad. Lo más elemental es estar en la realidad; de allí la confianza como actitud de base, a la vez que la actitud perceptiva, de ser honrado con la realidad, de abrirme a la sym-patía. Esto es lo propio cristiano; en el resto, uno se relaciona con ensayo y error, como es lo frecuente. Dios no libra de los avatares de la vida, pero Dios nos presenta experiencias de humanización; por ejemplo la enfermedad, vivida como experiencia de lo concreto, o los éxitos y fracasos, son terriblemente humanizadotes. Dios no está fuera de la humanidad, no es “el Separado”. Los dilemas que plantea Jesús van por este lado. Esto nos lleva al tema del silencio. Hay tres tipos de silencio: El silencio de uno mismo para que la realidad se haga presente; quiero conocer lo que pasa (muchas veces no queremos conocer lo que pasa, sino que coincida con lo que nosotros creemos). Ese silencio es lo que es la ascética. Yo no quiero que el evangelio confirme lo mío, sino que hable; quiero ser discípulo, no que Dios confirme lo mío sino que diga lo que él quiere. Yo no quiero estar en la realidad sino en mi interpretación. Edith Stein escribió “Estrellas amarillas” donde presenta “mi familia”, es una joya de fenomenología. Es lo que dice Sobrino “ser honrados con la realidad”. El segundo es el silencio que impide verse a uno mismo, conocerse. La gente no puede estar en silencio consigo mismo. Si no puedo hacer un silencio para que aflore mi realidad, ¿cómo puedo constituirme como sujeto? Un tercer silencio es el propio. Es el silencio de la realidad, de uno mismo para estar ante el vacío, la nada. Es como mirar la realidad desde fuera de la realidad, lo que no se puede. Es cierto que la realidad es relativa, pero yo puedo estar en la realidad en cuanto relativa. Sin ese silencio no cabe estar ante Dios ni ante la realidad. ¿Qué significa relativa? Que no es absoluta, y que está relacionada. Esa es “la madre de las experiencias”. Sólo el amor tiene capacidad de respetar la libertad del otro, de detenerse a la puerta esperando su reacción. Si Jesús debió estar ante el silencio de Dios frente a la muerte; si debió arrojarse a sus manos con confianza, esa es la alternativa. Es la potenciación libre del sujeto como tal. Este debate sobre el poder es el planteamiento de base y que está detrás de muchos otros planteamientos. El amor de Dios consiste en encogerse, para nosotros (afirma un rabino). La constitución del sujeto tiene que ver con la experiencia de la realidad. El paso de lo particular a lo concreto da miedo, pero eso es lo humanizador. Sólo hay constitución del sujeto en ese caso. Este es el punto base para entrar en los otros, el más elemental.
  2. - Construir el sujeto desde dónde. ¿Qué es libertad moral? Moral suele entenderse como moris, costumbres. Una persona moral es la que tiene buenas costumbres, según los usos del ser humano. Si alguien inculca esto, es la institución eclesiástica. Un sujeto así, no es un sujeto que tiene trascendencia, se ha metido en los límites de la situación. ¿Qué constituye al sujeto? El sujeto ético se caracteriza por 3 vectores: tendencia a la vida, preocuparme por el otro, sacrificarme por otros que no sean de mi entorno. Por ejemplo, la gran parte de los europeos son gente de buenas costumbres, pero ¿son éticos? La falta de fertilidad es índice de la poca confianza en la vida. La falta de creatividad, ningún contacto con la realidad me viene de la realidad misma, sino de lo preestablecido. La gloria del Occidente es el humanismo, “nada de lo humano me es ajeno”, pero es distinto que “nada de lo humano” a que “ningún humano”. Occidente se tragó las esencias del os pueblos, y vomitó las existencias de los pueblos. Todos los tesoros de la humanidad están en Occidente, todos los tesoros de los egipcios, pero ¿y los egipcios? No hay ninguna relación entre lo humano y los humanos… Y no pueden darse cuenta porque humanos “son ellos”, no los otros. Porque esos otros no son como yo. La xenofobia que invade Europa revela que “el otro” es un peligro. Entendemos la ética desde la libertad. El primero es contrapuesto a comportamiento conductual, libertad es autonomía. ¿En qué se diferencia vivir desde uno mismo a vivir como me apetezca? En primer lugar por la profundidad. Por eso hay una implicación personal total cuando actúo desde la libertad; por eso se supone una libertad liberada. Es cierto que puedo elegir el mal, o un bien temporario antes que un bien más definitivo, pero eso no es algo que viene de una libertad liberada. El bien y el mal no están equidistantes de la libertad; la libertad se va liberando cuando atina a captar lo que le construye. La verdad hace libres, lo otro no hace libres. La libertad lleva a la vida; el pecado tiene una obstinación del juicio y lleva a la esclavitud. Esa relación entre pecado – mentira – muerte (Jn 8) y libertad – verdad – vida es lo que estamos diciendo. ¿Cómo es una libertad liberada? Un sujeto libre es un sujeto ético. La libertadse realiza en la dirección de la vida, del otro, del sacrificio por el otro. Spinoza dice que el conato de conservarse a sí mismo es el primero y único principio de la vida; este es el darwinismo social que expresa el Mercado. ¿Qué debo hacer? Conservarme a mí mismo. Y como otros me amenazan, debo prevalecer sobre el otro, sino soy descartado. No hay libertad porque sólo se le dice que sí al que dijo que sí al sistema. Sólo puede ser libre el que está dispuesto a que le puede ir bien o le puede ir mal; sino sólo está dispuesto a aceptar lo que se le proponga. En la adolescencia se buscan experiencias, en la juventud se apunta a entender donde quiero vivir, de qué quiero vivir y con quién quiero vivir. La respuesta a esto es fundamental, y sólo es libre el que puede aceptar que una de las condiciones es el fracaso; si el tema es el éxito, debo aceptar las condiciones que me ponen (esa es la diferencia entre un político y un estadista). El amor absoluto no puede despachar a quien no le corresponde porque dejaría de ser amor. Dios no puede imponerse sobre nadie (no es que no quiere, sino que no puede), Dios no es una proyección de los poderosos de este mundo. Dios puede todo lo que puede el amor. Por eso no puede matar, no puede avasallar con un torrente de dádivas, sino dando lugar a la respuesta libre del otro y eso es una manifestación de libertad absoluta. Ese es un verdadero sujeto humano, hay dignidad; un santo, un tipo de peso. Tiene fundamento –está fundado en dios- y libertad frente a la situación. Tiene un precio, pero está dispuesto a pagarlo (Hb 2,14-15); Ud. se pliega a la ley de hierro o queda afuera; y se prefiere vivir como esclavo a esa muerte; ¿cómo se hace? Se desafía la muerte. Eso es lo que hace Jesús, vive desarmadamente, abandonado de Dios y de los suyos, se puede vivir así, y nos libera. No es una vida impuesta desde un poder superior sino desde una propuesta de vivir desarmadamente. Es tender siempre puentes a quien le tiende a uno siempre trampas.
  3. - Desde dónde se determina la libertad. Partimos del concepto de cultura, entendida como los modos que tienen las colectividades humanas para habérselas con la realidad para constituirse como humanas. El objetivo de las culturas es trascendente a las culturas; no cabe en ninguna cultura el objetivo; aunque puede hacerse en todas. En la cultura tal como está no cabe la humanidad cualitativa. Por eso no puede haber una cultura cristiana. Me puede ir haciendo humano pero no es humana; todas las culturas tienen principios de exclusión. Puede reconocerse que tiene un estatus relativo, cuando se absolutiza, eso es lo que se propone: ser de esa cultura; si no es de esta cultura será excluido, mal mirado… La libertad se determina desde sí misma o asumiendo la libertad del sujeto, que no puede constituirse en humano sin una cultura, pero no puede ser humano absolutizándola. Si absolutizo mi cultura, el otro no tiene cabida; y eso es lo que está pasando hoy. Hay muchas culturas y sub-culturas en América Latina, pero qué pasa en nuestros países, que los de las culturas dominantes no reconocen a las demás. Sólo lo reconozco si él entra en mi cultura (esa es la trampa de Sarmiento: “eduquemos al soberano”). Todas las culturas son relativas, en la medida que me hago sujeto voy transformando las culturas; si me adapto a la cultura, no funciona nada. Hay dos posturas: o no tienen cultura (“bárbaros”) o absolutizando la cultura popular (“el pueblo”). No se constituye al margen de una cultura, pero tampoco como mero miembro de una cultura. Jesús trasgredía la cultura; y no es cristiano quien lo la trasgrede, pero desde dentro.
  4. - Un sujeto empeñado en no envejecer y perdurar indefinidamente. Es el sueño real de mucha gente rica. La mayor muestra de renunciar a la voluntad de poder es la capacidad de sacrificarse por otros. ¿Cuál el sacrificio más radical? Dar lugar a otros que vengan. El sujeto tiene edad, “enséñanos a contar los años”. Tengo que vivir mi vida y entregar el mundo a los que vengan. Es aceptar la muerte como propia. Sólo así se vive. El bien primordial del otro es que sea; recibirlo, darle lugar, acompañarlo, ayudarlo a crecer, aceptar su competencia, recibir sus aportes, y darle paso, despedirme de él. Eso es amor humano y humanizador. Ese es el verdadero sujeto, que porque ama la vida, no se la quiere guardar para sí, sino que la va gastándola, viviéndola, dando vida… Ese sabe que sólo se tiene lo que se da. La voluntad de poder que busca perpetuarse es de un ser humano y sólo, de quien ha perdido la confianza.
  5. - El sujeto se construye al enfrentar la vida. La humanidad quiere construir el mundo y a sí mismo. La técnica y el mercado son fundamentales. ¿Cuál es ese sujeto? Él cree que elige, pero lo hace entre los que le son impuestos. Por eso las masas no pueden sino acceder a bienes y servicios de baja calidad que no pueden cubrir sus necesidades. La respuesta a la pregunta de quien soy es la de un sometido a los dictados del mercado, el que sufre el peso gris de una vida insípida. Muchos se debaten entre algo de cada cosa y un poquito de felicidad; pero ¡se puede –y hay quienes lo hacen- vivir de otro modo! Hay quienes pretenden hacer algo que nace de ellos y no es expresión de lo que se dice, hace, piensa. Pretenden ser ellas, únicas. Cuando un enamorado se dirige a la persona amada, se dirige como un único a un único, en un acontecimiento único, auque diga y haga lo mismo que miles han dicho y hecho. En esa relación de mutua entrega se regalan el ser incanjeable que son. Sólo por ese amor vale la pena vivir, y ese amor no pertenece al mercado. Expresan la constitución del sujeto con dignidad humana. Y nos referimos a todo amor de relación. La separación entre amor y vida en Occidente es un planteo trágico; en los mitos de occidente se da entre jóvenes, o entre ricos; y se expresa en el abrazo. En cambio en las canciones populares latinoamericanas, el amor es dramático. Antes que ver cómo se mejora hay que ver cómo humanizar, sino no puedo ser sujeto para cambiarla, soy el problema, no la solución. El sujeto sabe que no debe esperar nada de Dios ya que el creador se ha encogido para darnos lugar, y darnos lugar en la creación y no meter la mano en la historia porque se fía de nosotros. Cada cosa es asunto nuestro, Dios sólo se encarga de todo. Quien se hace cargo de su vida, no como sacrificio, sino como encargo, no quiere descargarse en otros, porque eso es perder consistencia y así reconoce a los demás como compañeros de camino, como quienes participan de la misma trama y construyen la misma historia. Hay un grado absoluto de humanidad que es posible para cualquiera. Tengo que poder vivir humanamente, y eso no es para mañana, sino para hoy. Sólo cuando puedo vivir humanamente no soy sujeto sino objeto de la beneficencia de otro. Lo principal que me encomienda Dios es que puedo ser sujeto, y puedo estar en condiciones para revertir la situación. El ser humano es una posibilidad que Dios me da siempre; él no me pone ninguna trampa. Y sin darme cuenta de esto, no voy a poder.

 

Está claro

Qué nos parece

Dónde estoy

 

  1. - El sujeto popular

 

  La juventud de principios de siglo, y el sujeto popular. En cualquier circunstancia cabe la construcción del sujeto. En esta nueva época, ¿cómo hacerlo?, ¿qué dificulta?, ¿cómo se sitúan frente a esta los jóvenes? La juventud se ha ido levantando y gira en torno al sujeto. Porque se ven parte del problema, y porque el entorno se le aparece como falto de inteligibilidad, y hasta como adverso, y se le ofrecen cosas que parecen inalcanzables. Los adultos ven que esta época llega desde fuera de A.L. y sin su permiso. Percibimos que estamos en inferioridad en el manejo de la tecnología con respecto a los jóvenes. Una serie de conquistas laborales, políticas les han sido arrebatadas. Hoy hay mano de obra esclava, cosa que parecía imposible hace 30 años, y eso causa estupor y angustia. Cada vez más, tener una edad no es competencia, que es despiadada, les pasa de largo. Esto, además del cambio de imaginario, y la carencia de instituciones colectivas y de solidaridad, hace que se vean remitidas a ellas mismas. Esto, que la mayoría vive como problemática, puede enfocarse de otro modo. (1) Unos luchan por estar ahí, lo que lleva a la funcionalización absoluta, la lucha por estar adentro del mercado del modo más intenso posible. ¿Qué hay que hacer por estar ahí? La realización propia se da al estar dentro de lo que es, donde está la gente, estar en la onda, con los motivos y estímulos vitales. Yo quiero ser miembro de los conjuntos que están en la onda, estudiar computación (lo que se estudia, lo que se come…), quiero estar donde se está. Esto no da señas de identidad; tiene publicidad y notoriedad, uno sabe a qué atenerse, y no compromete personalmente; soy uno de los que… Esto se da en todas las clases sociales, desde los ejecutivos de multinacionales, hasta el de los barrios. Estar adentro no es fácil, porque el mercado es abierto; hay que estar al día en el vestir, en los programas de computación, en los lugares que se debe estar. Y eso cuesta mucho dinero, y normalmente más que lo que se gana. Todo depende cada vez más de uno mismo, todo se contrata privadamente, lo que supone una sobreatención constante para no quedar desbordado; hay que actuar sin descanso. Otra posibilidad es pagar el peaje, pero no para entrar, sino para tener lo que pido. Este sujeto no cae en funcionalización, para el mercado sí lo es porque recurre a él, paga el peaje… (2) Otros buscan ir pasando. Todo suena a una abstracción en la que uno sacrifica el presente, que es percibido como lo único real. Hay que guardar las convenciones las posibles para hacer lo que me da la gana. De lo único que se trata es de satisfacer mis apetencias actuales, aquí existe el yo. Estas constantes tienen diversos significados según sean los viajes: uno es el de las drogas, la violencia, el fisioculturalismo, el desgano. El instinto de conservación a veces funciona como contrapeso, pero a veces la alarma prende demasiado tarde. Esto es grave, una generación sabe que va a morir de una u otra manera antes de los 25 años. Epicuro decía que hay que buscar el placer que sea más estable, el que mejor haga al sujeto. Por ejemplo buscar el placer de la naturaleza, del arte, del encuentro y hasta el placer de las buenas obras. Por eso hay cabida a muchas cosas, desde lo libidinoso al placer de lo bueno. El hinduismo propone vivir al ritmo de la vida… (3) el tercer camino es arrimarse. Hay quienes no salen de un grupo hasta que no lo echan; acercarse a grupos, e instituciones que me den cabida. Puedo identificarme con la institución, lo que es un modo de funcionalizarme; no me constituye como sujeto, pero no busca entrar en el mercado, sino eludir la voracidad del mercado. Este no constituirse como sujeto a veces no se ve porque la institución tiene prestigio, sea de multinacional, las FFAA, o sacra. Esta aura también tiene un cuerpo de viejos profesores de universidades que se creen la civilización. Esta identificación llega al colmo con muchos de la institución eclesiástica, donde muchos se identifican más con la institución que con el cristianismo. Como horizonte, todavía pervive esto, en especial el feudo del prestigio de la institución. (4) el cuarto modo es vivir con autenticidad, vivir como sujeto y con la realidad; hacer justicia al sujeto y a la realidad. El grupo minoritario quiere vivir en la realidad, la realidad del sujeto y la realidad en la que está. Es vivir en la experiencia. Este individuo quiere vivir siguiendo el impulso que siente más adentro (y sabemos que quien está más adentro de uno es el Espíritu Santo). Estas personas guardan su alma, y en su debilidad son capaces de aportes fecundos.

Estas 4 direcciones a veces se dan mezcladas, y se ensayan varias, hasta que una queda como la voz cantante, y otras veces aparece como en diálogo o contrapunto con otra.

1.- Si somos seres sociales, el estar en lo que se está no carece de sentido. El presupuesto de quienes hacen esto es que no se puede rechazar; ese presupuesto es que lo que tiene vigencia, alguna prestancia tiene, no todo es apariencia, o montaje. Si la gente prefiere algo, no puede estar siempre alienada y manipulada. Los maestros de la sospecha tienen razón, pero no todo es engaño, no todo está mal; eso no hace justicia a la realidad. Hay un sentido cualitativo en mucho de lo que ofertan, y no se puede negar. Para los que sienten como deseo más hondo la propensión de estar en lo que se está, se puede proponer el consumo cada vez más cualitativo. El camino es elegir cada vez más cualitativamente, busca estar cada vez más adentro, pero cómo se orienta para que dentro no pierda la brújula. Otro quiere estar donde están los que diseñan; quiere estar tan adentro que quiere ser productor de la figura histórica; no sólo actor. Esto supone un salto cualitativo para discernir lo bueno de la basura, y para estar donde se debe estar.

No ya como si la onda fuera algo que está ahí y que cambia como por arte de magia, sino estar dentro contribuyendo para que esté en donde debe.

2.- Estar ahí, y comprender que está matando su vida, es una reacción sana. La pregunta que se puede hacer es si lo que estoy haciendo es vivir; ¿lo que vivo me satisface? ¿Vivo humanamente? Estoy de acuerdo en que se dedique a vivir, ahora, ¿todo lo que Ud. hace es vida? Basado en la experiencia se puede ir comprendiendo que no se puede ir cumpliendo sólo el punto de vista del yo, prescindiendo de la realidad. La respuesta se da en el vivir la vida, en que la calidad humana del vivir la vida resulte, eso implica renunciar al cortocircuito del placer, vivir requiere un arte de renunciar a la satisfacción de la vida. Requiere una entrega no ansiosa, sino sabia, razonable; es imprescindible determinación y paciencia para avanzar en esta dirección, pero no olvidad que sólo se puede avanzar viviendo. Lo que se requiere es no vivir nada que no merezca la pena vivir. Claro que hacer lo valioso no es lo mismo que lo agradable.

3.- Arrimarse; si existe la jerarquía humana, es sabio ponerse de discípulo de instituciones que gozan de prestigio. La propuesta entraña el reconocimiento de lo que la propensión tiene de sano, pero no menos que aceptar que se puede pagar el precio de la inautenticidad personal. Si quiero evitar el riesgo, dejo de ser auténtico. Llegado a ese punto, de vivir con autenticidad, es claramente positivo, eso hace justicia a la realidad. El problema puede venir con un entregarse a la acción con un corazón dividido sin reconocer la propia realidad, con sus aspiraciones y deseos. “El jesuita está para ayudar a los demás… para eso necesita ser ayudado por los demás” (Congregación general). La relación no mutua no es humana, humilla. “Se debe servir a los enfermos con tal discreción que les perdonaran que los sirvieran” (san Vicente de Paul).

 

El sujeto popular. Acaba de escribir “la cultura del barrio”, el presupuesto es que la cuestión que tiene pendiente A.L. no es la incorporación al mercado sino la incorporación al cuerpo social, con el reconocimiento de su especificidad cultural, y étnica, con justicia y dignidad. Este problema, problematiza tanto que no está planteado. Las elites no quieren plantearse la distribución de poder. Se está dispuesto a hacer lo que sea, para no hacer esto. En qué consiste, en la flexibilización del mercado, ya que si se gana, el pueblo no tiene nada. Si se logra, no hay tiempo ni de reuniones, y se está entregado en sus manos (porque toda la familia tiene que trabajar para ganar lo mínimo necesario para vivir). ¿A qué va el punto? A que no se quiere cambiar la distribución del poder. Los que lo tienen no quieren –de una manera absoluta- que se toque. A.L. es la región de mayor desigualdad, por eso la incertidumbre, la volatilidad, si no logramos una auténtica democracia, no podemos insertarnos en el mundo de una manera positiva. ¿Y qué es lo que se nos propone? El modelo chileno. Ser hormigas que trabajan y así seremos reconocidos; (es el 3er país de más infelicidad del mundo) con la lengua afuera y sin tiempo. Los de arriba dicen que el pueblo no se puede reconocer porque 500 años no han bastado para que estén a la altura de nosotros. 1° el pueblo es el primero que sabe cual es su interés; la salud, la educación, sabe que debe crecer en empleo; ¿por qué eso no se hace? La culpa principal ciertamente no la tiene el pueblo, la gente quiere crecer, y es cierto que se debe crecer, pero no se dan oportunidades de crecer. Se debe crecer en asociacionismo, en participación; pero sabe que nadie se lo dará si no lo conquista, si no conquista su condición de sujeto. Si el pueblo no es sujeto, si delega en otros como apoderados del pueblo, no va a crecer. Pero sólo tampoco lo va a lograr, por eso debe aliarse, ser socio de otro. Las alianzas no son relaciones clientelares, sino alianzas de socios. No debe haber ninguna relación con el pueblo que no sea mutua; que ambos salgan ganando. De esa relación, ambos sacan vida. Esta propuesta se inscribe, no en ver cómo la gente llega a ser sujeto, sino en una cualificación de los sujetos populares que existen. En A.L. existen 4 culturas dominadas, la indígena, la afroamericana, la campesina y la suburbana; y dos dominantes, la criolla tradicional y la occidental mundializada; pero a su vez hay 4 tradicionales: la indígena, la afroamericana, la campesina y la criolla tradicional y 2 contemporáneas: la suburbana y la contemporánea. América tiene 3 épocas, la amerindia, la ibérica (criolla), que acaba cuando vienen las grandes migraciones. Europa considera una nueva era las migraciones, y la venida a América fue mucho mayor, y no se considera un cambio en este caso. La europea era migración de pueblos, la americana fue de plebes. Es crucial repasar la historia con los propios pobladores, para que no olviden lo que llegaron a hacer, porque es tanta la marginación, que pueden no recordarla; y es necesario recordarlo a los de arriba, para que no olviden que cuentan con ellos como socios. Si la gente que ha creado los barrios no son sujetos, ¿a quién vamos a llamar así? En A.L. el Estado ha abandonado los barrios, no hay escuelas, salud, policía, pero el abandono es sobre todo el abandono de todo. Como se les dice por todos los medios que no hay horizonte, se sienten excluidos de la esperanza, y todo eso deshumaniza. Y la subcultura de la pobreza, que es la elementarización extrema, de los que se han quedado sin nada, que se apartan de todo. Si miramos los barrios, veremos que muchos pobladores no han perdido la humanidad. Cuando el estado está totalmente esté ausente, que un 80% no se deshumanice es maravilloso. No se eche a Ud. la culpa de lo que es de otro… Mucha gente saca recursos hasta de las piedras, se ayudan, conservan el respeto a sí mismos y los demás, se siguen relacionando con los demás, aprovechan todas las ocasiones que pueden, y en medio de las tensiones, conservan la cotidianidad, la dignidad, las ganas de vivir, e incluso, la alegría, el humor y la ternura. Hay un empeño agónico por la vida, empeño que son ellos, que descansa en la pura acción reiterada, es una lucha entre la vida y la muerte. Y no se conforma con sobrevivir, busca la vida humana, es constructivo. ¿Quién es más sujeto que una persona así? Es terrible que tantos luchen entre la vida y la muerte, y también es cierto que cuando muchos impiden la vida a tantos, los que logran superarla, alcanzan una humanidad notable. Y muchos sacan de su fe en Dios, de su catolicismo popular, su fuerza para la vida. ¿Qué elementos? Primero, lo que está en el corazón de la religión del pueblo que es hablar libremente con Dios. La gente procesa sus problemas, se aconseja, comenta y agradece a Dios. Este diálogo es lo que más edifica a la persona; ya quisiéramos los curas llegar a la cuarta parte de ese diálogo o pelea con Dios, lo que es terriblemente dramático, porque es la vida real. El 2° elemento, las expresiones populares compartidas. Por ejemplo, la visita a los enfermos. No como deber, sino con cariño, visitarse, consolarse, y acompañar las fases de crecimiento, la muerte. Se encuentran, se reconocen. Muchos golpes en la vida sólo se soportan porque hay quien acompaña. El 3er elemento, un desglose de esto es la fiesta. Solo una comunidad puede celebrar fiesta; sólo la convivialidad celebra. Les entrega un grado de existencia en exceso, que es una inversión en las fuentes de la vida, y por eso logra renovación. La fiesta da vida, renueva.

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