America, Argentina
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En Busca De La Tierra Sin Males

Mito Guaraní

(Versión de Benedito Prezia)

 

Quando Nhanderuvuçu

(nosso grande Pai)

resolveu acabar com a terra,

devido à maldade dos homens,

avisou antecipadamente Guiraypoty,

(o grande pajé),

e mandou que dançasse.

Este obedeceu-lhe,

passando toda a noite

em danças rituais.

 

E quando Guiraypoty

terminou de dançar,

Nhanderuvuçu

retirou um dos esteios que

sustenta a terra,

provocando um incêndio devastador.
Guiraypoty, para fugir do perigo,

partiu com a sua família,

para o leste, em direção ao mar.

 

Tão rápida foi a fuga,

que não houve tempo de

plantar e nem de colher a mandioca.

Todos teriam morrido de fome

se não fosse seu grande poder

que fez com que o alimento surgisse

durante a viagem.

 

Quando alcançaram o litoral,

seu primeiro cuidado

foi construir uma casa de tábuas,

para que, quando viessem as águas,

ela pudesse resistir.

 

Terminada a construção,

retomaram a dança e o canto.


O perigo tornava-se

cada vez mais iminente,

pois o mar, como que para apagar

o grande incêndio,

ia engolindo toda a terra.

 

 

 

Quanto mais subiam as águas,

mais Guiraypoty e sua família dançavam.

E para não serem tragados pela água,

subiram no telhado da casa.

Guiraypoty chorou, pois teve medo.

Mas a sua mulher lhe falou:
-Se tens medo, meu pai,

abre teus braços

para que os pássaros

que estão passando

possam pousar.

Se eles sentarem no teu corpo,

pede para nos levar para o alto.

E, mesmo em cima da casa,

a mulher continuou batendo a taquara

ritmadamente contra o esteio da casa, enquanto as águas subiam.
Guiraypoty entoou então

o nheegaraí, (o canto solene Guarani).

 

Quando iam ser tragados pela água,

a casa se moveu,

girou, flutuou, subiu...

subiu até chegar à porta do céu,

onde ficaram morando.


Esse lugar para onde foram

chama-se Yvy marã ei

(a Terra Sem Males).

 

Aí as plantas nascem por si próprias,

a mandioca já vem

transformada em farinha

e a caça chega morta

aos pés dos caçadores.

As pessoas

nesse lugar não envelhecem

e nem morrem

e aí não há sofrimento.

Cuando Ñanderuvuzu

(nuestro gran Padre)

resolvió acabar con la tierra,

debido a la maldad de los hombres,

le avisó anticipadamente a Guiraypoty,

(el gran sacerdote),

y le mandó que danzara.

Éste le obedeció,

pasando toda la noche

en danzas rituales.

 

Y cuando Guiraypoty

terminó de danzar,

Ñanderuvuzu

retiró uno de los apoyos que

sostienen la tierra,

provocando un incendio devastador.

Guiraypoty, para huir del peligro,

partió con su familia,

para el este, en dirección al mar.

 

Tan rápida fue la huída,

que no hubo tiempo de

plantar ni de cosechar la mandioca.

Todos habrían muerto de hambre

Si no fuera por su gran poder

que hizo que el alimento surgiera

durante el viaje.

 

Cuando alcanzaron el litoral,

su primer cuidado

fue construir una casa de tablas,

para que, cuando vinieran las aguas,

ella pudiera resistir.

 

Terminada la construcción,

retomaron la danza y el canto.

 

El peligro se volvió

cada vez más inminente,

pues el mar, para apagar

el gran incendio,

iba devorando toda la tierra.

 

 

 

Cuanto más subían las aguas,

más Guiraypoty y su familia danzaban.

 

 

Y para no ser tragados por el agua,

subieron al techo de la casa.

Guiraypoty lloró, pues tenía miedo.

Pero su mujer le dijo:

-Si tienes miedo, mi padre,

abre tus brazos

para que los pájaros

que están pasando

puedan posarse.

Si ellos se sientan en tu cuerpo,

pídeles que nos lleven para lo alto.

 

Y, allí mismo encima de la casa,

la mujer continuó golpeando el bambú

rítmicamente contra el apoyo de la casa, en cuanto las aguas subían.

Guiraypoty entonó entonces

el ñeegaraí, (el canto solemne Guaraní).

 

Cuando iban a ser tragados por el agua,

la casa se movió,

giró, flotó, subió...

subió hasta llegar a la puerta del cielo,

donde se quedaron viviendo.

 

Ese lugar para donde fueron

se llama Yvy marã ei

(la Tierra Sin Males).

 

Ahí las plantas nacen por sí mismas,

la mandioca ya viene

transformada en harina

y la caza llega muerta

a los pies de los cazadores.

Las personas

en este lugar no envejecen,

y no mueren,

y ahí no hay sufrimiento.

 

 

Texto obtenido de Internet

Página Web de los Irmãos Maristas

Provincia de Rio de Janeiro

  1. indio.org.br

Traducción:

Juan Manuel García Quintanar

CENAMI

 

Los pueblos Tupí, en general, y los Guaraní, en particular, tienen como elemento fuerte de su teología la inminencia del fin del mundo y la entrada en una tierra donde no hay sufrimiento, dolor o muerte.

 

Así, pues, la búsqueda de la Tierra Sin Males está ligada a la idea de la destrucción del mundo. Entre los varios mitos, se destaca este de los Guaraní Apapovuca, recogido por Curt Nimuendaju, en el inicio del siglo XX.

 

Versión adaptada por Benedito Prezia, a partir del mito recogido por Curt Nimuendaju: Las leyendas de la creación y destrucción del mundo. São Paulo, Hucitec, 1987, p. 155-156, Citado en Porantim - En defensa de la causa indígena, Año XXII, nº 227, Brasília-DF, agosto 2000.

 

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