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¿A dónde va la Iglesia en América Latina después de Aparecida?

Apuntes y aportes de Ronaldo Muñoz

(Encuentro de curas 2007:

 Aparecida es mucho más que un documento, es un acontecimiento eclesial latinoamericano.

Parece que en Argentina no hubo un importante movimiento previo, que los obispos no supieron cómo movilizar a la gente en torno a ese acontecimiento.

Hay un nuevo grupo de obispos misioneros. Especialmente de aquellos que tienen pueblos indígenas (Bolivia, Ecuador, Guatemala, S.E. de México). Es interesante el sincretismo que se va suscitando. Obispos incluso urbanos que se relacionan de una manera fraterna y sencilla. Probablemente gracias a ellos se dio un encuentro entre el clamor de los pobres y el Jesús de los Evangelios. Se ha superado la dicotomía entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, pero podemos ubicar mucho mejor a Jesús en su historia. Ese encuentro del pueblo real con el Cristo real es muy esperanzador. Es real que los nuevos obispos tienen mucho más bajo perfil que los profetas de Medellín, y hay muchos que son más adeptos a Roma que a su Pueblo, en especial una Roma que ha sido muy coherente en el nombramiento de Obispos (el caso del Perú es emblemático, o el desmantelamiento de diócesis como Olinda-Recife). El episcopado es muy desigual y fragmentado. Por eso es admirable el diálogo franco y no solo formal. En tantos casos hay doblez, no hay franqueza, y se dice una cosa por otra. Es importante no dejarnos desanimar por lo que ocurre en los pasillos de las curias y perder de vista la capacidad de asombrarnos de la vitalidad con que el Espíritu actúa en nuestros pueblos.

 

Hagamos un pequeño ejercicio de ver – juzgar – actuar

 

Se presenta un pequeño punteo de temas de la realidad que surge de la gente (decanato S.E. de Santiago): niños, escuela, violencia, trabajo, consumismo... se constituyeron mesas (unas 300 personas con 64 mesas durante un mes)... así se llegan a los 12 puntos:

 

 

MUCHA POBREZA

 

1. En nuestras poblaciones se ve mucha pobreza, y hay mucha pobreza oculta. Nos golpean la cesantía y los salarios miserables, que no reflejan el progreso del país, y a  menudo no alcanzan para el pan de cada día.

 

MUCHA VIOLENCIA

2. En nuestra comuna hay mucha violencia: Por el ejemplo y la heridas de la dictadura. Por el maltrato en el trabajo y en la casa. Por el robo y los asaltos. Por el tráfico de drogas.

 

REALIDAD DE LA FAMILIA

3. Pocas Familias valoran la comunicación, en la pareja y con los hijos, por encima de lo material. Ya que la sociedad nos inculca cada día, que más valemos mientras más cosas tenemos. y descuidamos el afecto y los valores espirituales.

 

4. En nuestras familias, a menudo ambos padres deben salir a trabajar. Y los niños abandonados, gran parte de día en la tele o en la calle. Expuestos al ambiente consumista, y "las malas juntas", al alcohol y la droga, a la delincuencia.

 

EN FAMILIA, COMUNICARNOS MAS

5. En cada familia urge un esfuerzo redoblado por el encuentro, la comunicación serena, la escucha y comprensión mutua, la expresión del cariño, el compartir las labores domésticas.

 

CUIDAR A LOS NIÑOS

6. Los padres, tenemos que dedicar más tiempo y cuidado a nuestros niños y adolescentes. Entregarles más afecto, escucharlos, confiar en ellos y respetar sus espacios. Pero también, estar más atentos al tipo de gente con que se juntan.

 

EDUCACION APROPIADA Y DE CALIDAD

 

7. Soñamos con una educación integral que responda a la realidad de nuestros niños y jóvenes. Una educación que valore y fortalezca la labor de los profesores, y la participación de los padres y de la comunidad local.

 

POLITICA Y PODER

 

8. Vemos a la clase política más preocupada de su poder y de los intereses de los empresarios, que de las necesidades y los derechos de la gente

 

9. Nos preocupa el poder que ejercen los grupos empresariales en lo económico y lo político. Lo vemos como un abuso que crea diferencias abismantes entre ricos y pobres.

 

LAS LEYES LABORALES

 

10. Hay que rehacer las leyes laborales, con participación de los trabajadores. Para darles más garantías reales a ellos, que son la parte más débil en el actual sistema económico.

 

SER MÁS SOLIDARIOS Y ORGANIZARNOS.

 

11. Todos, nos comprometemos a ser más solidarios entre nosotros, a unirnos más y organizarnos, como vecinos y como trabajadores, adultos y jóvenes.

 

ALIMENTAR NUESTROS VALORES ESPIRITUALES

 

12. Nos comprometemos a cuidar y alimentar nuestros valores espirituales y comunitarios. Nuestra fe en un Dios que a todos nos ama, y nos quiere con más dignidad y más vida, con más amor, alegría y esperanza.

 

 

La asamblea le pidió al CELAM que le haga una mirada previa, pero no autorizó estos cambios. Estos son una alteración tendenciosa, hay una consigna de debilitar ciertos temas. El principal tema debilitado es el de la Iglesia. Veamos:

El hoy de nuestros pueblos. Es verdad que el ver es muy bueno, aunque hay omisiones. Por ejemplo el Jesús es muy joánico (pero Jn supone los sinópticos), es un Jesús lejano, y no un Jesús que invite al seguimiento. Algo semejante ocurre con la Iglesia, el DAA (Documento de Aparecida Auténtico) es honesto, e incluso destaca a nuestros mártires. En Aparecida las CEBs y otros grupos pusieron una gran “carpa de los mártires”  donde unas 30 personas día y noche acogían a la gente, y era una carpa alegre, irradiaba autenticidad evangélica. Situación de nuestra Iglesia (DAA 98-115).

 

A partir de Aparecida vamos entrando en una pista que nos invita a una renovación de la Iglesia que invita también a una reforma estructural de la Iglesia  Todo esto se manifestó allá, con los obispos rodeados de la fe del pueblo de Dios que iba al santuario con su fe, sus dolores... no estaban encerrados en un moderno seminario, ni alojados en hoteles 5 estrellas, sino en un santuario enorme, con todo el pueblo que iba, especialmente los fines de semana.

 

Veamos el rostro de Jesús, ¿qué vamos descubriendo? Y sus comunidades (las comunidades de los evangelios). Y los diferentes ministerios... Jesús no entiende la vida como escalafón. ¿por qué ser distinto implica superioridad? Eso es ideológico. Ninguno es superior, no es escalafón, no hay sacerdocio, ni potestad superior, sino que el espíritu que exalta a Jesús es el de fraternidad, hermanos igualmente hijos del mismo Padre. Con el concurso de todos se constituye la comunidad de discípulos.

 

JESÚS A QUIEN SEGUIMOS

 

1. "Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos 'en él tengan vida", el lema-consigna asumido para la va Conferencia, quiere recoger el llamado del Espíritu a las iglesias del continente. Quiere abrirles una oportunidad providencial para renovarse profundamente, en la fidelidad a sus orígenes y - por lo mismo - en la cercanía a las mayorías abandonadas.

 

2. En efecto, la iglesia de hoy - la del Cristo viviente, animada por su Espíritu – tiene su fundamento y norma permanente en la comunidad de Jesús con sus discípulos y discípulas en su ministerio histórico, como lo conocemos por los evangelios:

a) Ese Jesús de Nazaret, "el hijo del carpintero", solidario con los pobres y marginados.

b) El que en medio de su pueblo tan desigual y segregado, es un campesino de la marginal Galilea, lejos de los ricos propietarios o comerciantes, lejos de los sacerdotes del templo; que tampoco ha podido hacerse Maestro de la ley ni ingresar a una cofradía religiosa como los fariseos.

c) Jesús, el profeta popular de Galilea y en camino a Jerusalén, errante y indefenso, pero "ungido" y guiado por el Espíritu de Dios.

d} Con su práctica tan libre de sanar y liberar, de perdonar y reunir, sembrando dignidad y esperanza; por la que pronto entra en conflicto con los pudientes y las autoridades religiosas.

e) Con su profunda sintonía y conmoción frente a la muchedumbre abandonada, y su atención tierna a cada una de las personas sufrientes que acuden a él o encuentra en su camino.

f) Siempre más conmovido por el sufrimiento que por el pecado; más preocupado por la vida y la convivencia humana que por el cumplimiento de las normas del culto y la pureza. Especialmente allí donde la vida está más disminuida o amenazada por la miseria o la enfermedad por el deprecio o la exclusión.

g) Con el gozoso anuncio - en el lenguaje de la vida cotidiana - de la justicia del reinado de Dios que llega, el que nos compromete con esa misma práctica a favor de los empobrecidos y excluidos.

h) Con su testimonio, a través de todo ello, del amor entrañable de ese Dios y Padre, el que nos demanda esa misma fe confiada a toda prueba que lo sostiene y anima a él.

i) Testimonio del Hijo que como nadie conoce al Padre, y que por eso en su sintonía comparte con los pobres y come con los pecadores, y por lo mismo puede exclamar con gozo: "Te alabo, Padre... porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los sencillos",

j) Misión y destino del Mesías-Sirviente, como la figura profética cantada en el segundo libro de Isaías, entregado hasta el extremo, y que por esa vía traerá salvación a su pueblo oprimido y se hará "Luz de las gentes".

 

3. De ese Maestro de vida en solidaridad con los pobres y marginados, y sin otro dios que el Dios del Reino (que no es del dinero, el poder y el prestigio), somos llamados a hacernos discípulos y discípulas. Con ese Amigo que nos alegra con su compañía, y nos convoca en comunidad cálida, igualitaria y compartiendo con los necesitados, "sal y luz del mundo", estamos invitados a ser hermanos y hermanas. De ese Profeta de la revelación del Padre a los pequeños e ignorantes, estamos convocados como iglesia a ser testigos. De ese Mesías-Sirviente del reinado de Dios, estamos enviados con su Espíritu a proseguir su misión, con todos sus riesgos, en este mundo nuestro, fascinante, pero dividido e injusto. Es lo que el mismo Jesucristo nos enseña, a sus discípulos y a la muchedumbre que lo sigue, en las Bienaventuranzas que abren su discurso programático (el Sermón de la Montaña) en el Evangelio de Mateo.

 

4. Por eso Jesús comienza su ministerio público llamando a dos pares de hermanos (Pedro y Andrés, Santiago y Juan, humildes pescadores), y un poco más adelante, forma su grupo de los Doce (hombres sencillos, de diversas tendencias), "para que estén con él y para enviarlos a predicar, dándoles (su mismo) poder para expulsar a los demonios". Los Doce, como signo viviente de las doce tribus de Israel, que él proyecta renovar como pueblo de hermanos, y no como monarquía davídica, ni comunidad del templo regida por los sacerdotes.

 

5. Para Jesús, en su camino con esos Doce y un círculo más amplio de discípulos y discípulas, los va educando en la hermandad igualitaria y la oración compartida, en el perdón y el servicio unos a otros, en el compañerismo de la común misión. Al revés de los fariseos, les inculca que ellos tienen un sólo Padre y un sólo Maestro. Al revés de los sacerdotes, les muestra a un Dios que nos dice "Misericordia quiero, no sacrificios". Al revés de los gobernantes, les enseña que ocupar el primer puesto es sentir y actuar como el sirviente Por eso, precisamente, Jesús entra en conflicto con los intereses de las autoridades, así como con expectativas triunfalistas de sus propios discípulos, y termina llevado hasta la muerte aterradora de la cruz.

 

6. Por eso, con el vuelco de Pascua y el don de Pentecostés, en todo el Testamento cristiano aparecen comunidades fraternas, en convivencia sencilla y cálida, y compartiendo con los más pobres. Donde todos y cada uno pueden ser testigos y profetas, orantes inspirados y servidores, con diversidad de dones y ministerios. Lo cual no exime a esas comunidades de mezquindades y conflictos, como en todo grupo humano.

 

7. Allí se reconoce desde el principio la autoridad de los Apóstoles, de los Doce y otros varones y mujeres: sea por haber caminado con Jesús y ser de los primeros testigos de su resurrección (como Magdalena, Pedro y el Discípulo Amado:, sea simplemente por recibir del Resucitado un especial encargo de ir delante en la misión y pastorear las nuevas comunidades (como Bernabé y Pablo, Priscila y Áquila, Junia). También se reconoce el ministerio itinerante de los profetas y los maestros. Y las mismas comunidades locales se van organizando - diversamente, según regiones y culturas ­con ministerios estables de animación y coordinación, confirmados o reconocidos por los Apóstoles.

 

8. Pero, en todo el Nuevo Testamento, ninguno de esos ministerios constituye en una elite o una casta por encima del pueblo de Dios, ninguno es designado como "sacerdocio'" ni aparece detentando una facultad exclusiva para presidir la Cena del Señor. Es que el Espíritu de santidad, el que animó al Maestro Nazareno y ahora lo ha exaltado junto al Dios de la vida - es Espíritu de oración directa al "Abbá", de confianza y libertad; Espíritu de amor humilde y alegre entre hermanos igualmente hijos del único Padre; Espíritu que es padre de los pobres, consuelo de los afligidos y fuerza de los débiles. Espíritu Santo que "se derrama" en todos los creyentes: en hombres y mujeres, en ancianos y jóvenes, en judíos y extranjeros,... Con las iniciativas y el concurso de todos se construye la comunidad de discípulos, testigo y misionera, "cuerpo" visible y actuante de Jesu-Cristo en el mundo.

 

9. Todo para "renovar la faz de la tierra", conforme a la voluntad del Padre "para la vida del mundo". Y con la misma estrategia de Jesús de Nazaret el Hijo, la estrategia del Reino: desde adentro en las personas (desde el corazón) y desde abajo en la sociedad (desde los empobrecidos y excluidos). Es decir, a contramano de los poderes imperiales, mercantiles y mediáticos que dominan y manipulan este mundo.

 

 

Con Aparecida se abren puertas y ventanas que parecían cerradas desde Santo Domingo, muchas que no veremos en los próximos años, pero que se vislumbra (aún con el texto enmendado); pero no sólo con los documentos sino con el proceso vivido por el Pueblo de Dios desde que se convocó la V° Asamblea. El D.S. se tuvo en cuenta y se llevó trabajado en muchas Conferencias Episcopales. Lo que fue una ausencia importante fue lo de lo “afro”, como sí hubo presencia de la pastoral indígena.

 

Otro trabajo de las comunidades del sur de Santiago:

 

Respecto a

NUESTRA IGLESIA

 

1. Que la Jerarquía no rechace toda crítica externa como "ataque a la Iglesia", ni toda crítica interna como deslealtad.

 

2. Que en un continente donde se ensancha escandalosamente el abismo entre minorías pudientes y mayorías empobrecidas, se retorne y actualice la evangélica opción de la Iglesia por los pobres, acentuando el compromiso por la justicia.

 

3. Que sepamos reconocer la distancia o contradicción entre las actuales estructuras y prácticas "normales" de la Iglesia católica, y la enseñanza de Jesús y el estilo de la comunidades del Nuevo Testamento, mucho más afines con los valores positivos de la actual cultura democrática y con los mejores sueños de los jóvenes.

 

4. Que caminemos hacia un a Iglesia más fraterna y dialogante, y menos clerical y dogmática, reconociendo la sociedad pluralista, y estimulando la variedad de carismas y ministerios que el Espíritu Santo suscita en mujeres y varones del Pueblo de Dios.

 

5. Que en este mundo masificado y cruelmente competitivo, se reimpulse y actualice el tejer de iglesias como redes (territoriales o ambientales) de comunidades de base. Donde el discipulado compartido, el amor fraterno y la misión común, tengan rostros y nombres.

 

6. Que en la estructura de la Iglesia se abandone las prácticas "normales" de imponer la Sede romana a los obispos, y de excluir a las mujeres de los ministerios y las instancias colegiadas de gobierno pastoral.

 

7. Que entre los carismas, recuperemos el primado absoluto del amor solidario y humilde. Y entre los ministerios, la centralidad del profetismo y la evangelización, en relación con la vida y cultura de las personas y las sociedades. A cuyo servicio tendrían que estar los carismas y ministerios del pastoreo, la doctrina y los sacramentos.

 

8. Que los pastores, en todo nivel, abandonemos toda actitud y apariencia de funcionarios, ejecutivos, empresarios, gobernantes o príncipes; y nos hagamos antes que nada referentes cercanos del discipulado de Jesús como aparece en los evangelios; y especialmente los presbíteros y obispos, del seguimiento de los apóstoles como aparecen en el resto del Nuevo Testamento.

 

9. Que así como el Concilio Vaticano II restauró el diaconado permanente, caminemos como Iglesia católica hacia la restauración de "presbiterios locales", de hombres y mujeres maduros en la fe como en la vida familiar y social, propuestos/as por la comunidades. Presbiterios que aseguren la animación pastoral, el servicio solidario y evangelizador y la eucaristía dominical de esas comunidades (desde las CEBs para arriba), con el apoyo y la visita periódica de "apóstoles y maestros itinerantes" colegiados en un nivel superior.

 

10. Que los agentes pastorales nos preocupemos no sólo de "reclutar" colaboradores para los servicios de las comunidades, sino sobre todo de apoyar la vocación de solidaridad y testimonio de todo cristiano en los diversos espacios de la vida cotidiana y social: familia, trabajo y economía, educación y cultura, organizaciones sociales y políticas, etc.

 

11. Que en esa vocación común demos especial importancia al testimonio profético y el compromiso transformador frente a la escandalosa inequidad y segregación de nuestra sociedad. En países de mayoría católica, y donde una parte significativa de los que concentran el poder (económico, político y mediático) son formados en colegios católicos y "cumplen" con la misa dominical.

 

12. Que frente a niños y jóvenes (la mayoría en este continente), la Iglesia revise a fondo sus opciones en desarrollo humano y educación, convirtiéndose decididamente a los excluidos, dañados o en grave riesgo.

 

 

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